lunes, diciembre 04, 2006

A casa

- Veinte años, al quince por ciento.

- ¿Quince?

- Señor Guardia, acuérdese que no me está presentando la documentación completa... Ambos nos estamos haciendo un favor.

Constanza lo estaba esperando afuera, de pie. No le habían dejado ni una silla para sentarse. Luego tenían que irse derechito al hospital porque a Valentín no se lo podía dejar mucho tiempo solo.

- Mire, este tipo de inmuebles generalmente no entran a consideración, mal ubicado, apenas construido...

Les había costado catorce años construir esa casa. Les iba a tomar veinte volverla a recuperar.

- Ni siquiera le estoy pidiendo un garante. Ahora que, si no le conviene, bien puede buscar dónde le acepten una hipoteca en esas condiciones.

Salieron y llamó un taxi. Mandó a Constanza de vuelta al hospital, con la parte del dinero adelantada. Pensó en regresarse a pie hasta la casa. Pero no llegó más allá de seis o siete cuadras. De repente no tenía sentido avanzar, retroceder, fijarse o no en la luz roja, la luz verde. Pesaba mirar al frente. Ni parpadear era necesario, mirando al borde de la calle.

Había mucho tráfico. Valentín y Constanza esperaban en el hospital. Notó que empezaba a mirarlo la gente.

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