La señora Tai saca siempre a pasear a su Freda, con correa puesta. Los Muchachos de la Esquina la miran con ansias, no a la señora, sino a Freda, que se pavonea ignorante de la naturaleza de los los pensamientos que despierta.
Es capricho de la señora Tai el salir con Freda todas las mañanas, y exhibirla ante vitrinas, ventanas, puertas y contenedores de basura, y ofenderse ante los comentarios de los vecinos que le preguntan: ¿cuánto por la gallinita?
Freda no sabe porqué es tan apreciada, pero de algún modo lo percibe. Sabe que la cuidan, sabe que le despluman las alas cada quincena, sabe que no puede comer semillas que no le sean ofrecidas por su dueña. Siente que la miran, y a su vez juega a no mirar nada, ni siquiera a Marcuccio, el perro de la sastrería que la escruta pero no le ladra. No es una gallina curiosa, si los ojos están a los lados es una cuestión puramente práctica. Los lleva entrecerrados en actitud lánguida.
Mientras tanto, los Muchachos de la Esquina lanzan apuestas, urden planes y ofertan premios al que consiga robársela.
No es misterio para nadie que, cuando la señora Tai entra a la farmacia, debe dejar a Freda atada a la puertita, porque el boticario le prohíbe entrarla. La señora Tai compra con un ojo en el mostrador y otro en la puerta, y Freda finge no notarla.
Los Muchachos de la Esquina ya han inventado una veintena de formas de guisarla.
Freda gorda, Freda alada, Freda blanca.
Pero ese día, que llega el camión verde verde, y los Muchachos se desbandan, y el boticario corre, y todos muestran documentos, y la señora Tai sale a la calle sin fijarse en nada, Freda se queda sola, y parpadea extrañada de que nadie esté ahí para mirarla. Luego, se calma.
Un papeleo, tres arrestos, y siete llantos después, la señora Tai llama a su Freda en vano. Los Muchachos cruzan los dedos, cruzan la calle, cruzan la cuadra, cruzan por nada.
(Marcuccio no sabe guisar, pero eso no importa. Freda gorda, Freda Freda, Freda blanca.)
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario