lunes, julio 17, 2006

asistencia

- Oh, quién me diera una voz, un espacio, una audiencia...

- Creo que eso ya lo tienes.

- Elaboremos. Oh, quien me diera un amigo, un motivo de risa, un abrazo...

- Adivina qué. También está en la lista.

- Rayos. Quién me diera un nombre, un gusto, una perspectiva...

- Ídem.

- Caramba que lo tenemos todo. A este paso voy a tener que creerme afortunado, ¿y qué va a ser de mi elegía?

- No tenemos todo el día. ¿Por qué no pedir un ocaso, un horizonte, un barco...

- De una vez pide la luna. No. Esto debe tener gancho. Tocar fondo. ¡Dejar al mundo en lágrimas!

- Por mi parte, ya mismo lloro.

- Ah, calla, alter ego de poca fe. Ya vas a ver. ¡Pediré una tempestad, relámpagos, un mar embravecido!

- ¿Y caminar sobre las aguas?

- Y una sola y delimitada personalidad, y cero notas al pie de página.

- Ok, ya capto. ¿Y a quién, oh yo primigenio, pedirás tanta maravilla?

- Queda a criterio del lector. Hay que dejarle algo. ¿Qué quieres, que llegue al final del texto sin nada que preguntarse?

- Dirán que fue error de continuidad.

- ¿Y... si alguno no lo entiende?

- La comisión de excusas alegará hipoglucemia, y en caso de mucha presión, responderemos que esto no es más que un hobbie.

- ...

- Y apurándose, hermano, que creo que ya nos vieron. Voy a ver cómo te los distraigo, y de paso chequeo cómo va todo allá en obras. No me esperes despierto. Ahí te dejo.

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