lunes, agosto 28, 2006

destiempo

No es que lleguemos tarde. Es que vivimos a tiempos distintos, funcionamos en dimensiones alternas que se mezclan, y nos dan la ilusión de que sí existimos, todos juntos, en esta. No es que me llamaste justo cuando yo no podía contestarte; es que yo te contesté, pero tú ya no estabas, no coincidimos, cada quien recibió la señal en coordenadas distintas.

De vez en cuando hay accidentes, claro, y entonces se llama empatía. Y nos maravilla que alguien más esté ahí, y comprenda. Hasta que el tiempo vuelve a hacer de las suyas, corrige la falla, y cada quien retorna a su estado habitual de las cosas, a la confusión, al no entender, al miedo.


Por eso son raros los buenos propósitos que se realizan; porque para que aparezcan dos o más individuos con buenas intenciones, y se encuentren, y coordinen, y empaticen, y lleguen hasta el final sin que el tiempo detecte la anomalía, es que el tiempo tiene que estar muy ocupado.

Para las injusticias, sin embargo, no puede haber nada más fácil. Deje usted que dos o más personas, cada quien con su propósito, bueno o malo, se desencuentren al unísono. Verá cómo florecen sin que nadie haga nada.